domingo, 28 de octubre de 2007

sábado, 27 de octubre de 2007

Valle Grande

La cercanía a la tierra que se siente en Bolivia no se siente en otro lugar. Lo campesino forma un elemento importante de de esta sociedad, aunque les duela a los hijos de la modernidad. Puede llegar el internet y la telefonía celular, pero la piel de los cuerpo y de los pueblos como Valle Grande siguen y seguirán del color de la tierra.



sábado, 13 de octubre de 2007

Ecuentro guevarista

Hay una tendencia en casi todos los viajeros: preveer la senda que está más allá del horizonte. Esta tendencia se da incluso en los más contumaces. Pero el camino, si es auténtico, constantemente los desengaña. Cualquier senda dibujada de antemano no puede ser sino risible. Trazar el mapa creyendo que un viaje por América del Sur puede ser a través de uno y solo de un camino (el arte, por ejemplo) es un error. Las rutas en este continente se bifurcan hasta el infinito. Y siempre, en más de una de ellas, hay un ojo que nos guiña. Sin embargo uno puede prescindir de esta o de aquella, aunque sea por momentos, por tramos del camino. Pero hay una con la que casi es imposible hacerlo, una que no se borra, una que constantemente está frente a nuestro pasos, mostrándonos sus paisajes: la ruta política.
Hace más de cincuenta años partió de Córdoba uno de los viajeros más decididos de América del Sur: Ernesto Guevara de la Serna, Che. Pero entonces la razón del viaje era la medicina en cierta medida y sobre todo la aventura. Pero los paisajes llenos de rostros de injusticia, de exclusión de este continente transforman a quien tenga un mínimo de sensibilidad y la aventura se convierte en un compromiso por el otro.





viernes, 12 de octubre de 2007

Cerro Baúl

Al sur del Perú, cerca de la ciudad de Moquegua, hay un cerro que, según la tradición popular, está encantado. Por su particular forma muchos creen que es una contrucción humana, pero en realidad es una formación natural. El cerro sobresale, aislado, seisientos metros del valle. En su cima existe una meseta de 25 hectáreas donde probablemente se desarrollaron actos religiosos en la época preincásica.
Según la leyenda, a la media noche un toro sale y trota furioso sobre la meseta. El toro arrastra campanas de su cuello. Si alguien se encuentra allí a esa hora, será embestido hasta morir. Solo existe una posiblidad de salvarse. Y no es correr. Hacerlo sería un suicidio dado lo empinado del camino hacia la cima. La salvación es una mujer. Una mujer que nadie conoce y que nadie jamaás ha visto su rostro. Una mujer bestida de blanco. Quienes han logrado sobrevivir al toro cuentan que ella, al igual que el animal, surge de la nada, de lo oscuro. Que surge cantando y que no se ve su rostro, pero que se la puede adivinar de figura hermosa al ver su traje blanco agitándose con el viento. Y entonces el toro se transforma y se convierte en un animal sumiso que tuerce el lomo y que se va, seducido quizá por el canto o por el cuerpo de su dueña. Al final, se dice, se les ve desaparecer ella cabalgando la bestia ya sumisa.


El cerro Baúl de frente

El otro costado del cerro


El camino hacia la cima


La cima del cerro

jueves, 11 de octubre de 2007

El silencio de un grito

Nada más honesto que el desierto. Nada en él se muestra como una promesa. Uno mira larededor y no encuentra nada que se asemeje a un horizonte...


Cualquier punto o ninguno es un horizonte.. Ningún sonido, ni un solo ruido, ningún intento por comunicar algo....


En ningún otro lado el silencio adquiere ese aire de perversidad. Silencio absoluto y, sin embargo, no al oído pero si al alma le parece oir un grito:

"la muerte es la única verdad".