jueves, 27 de septiembre de 2007

EL CARACOL Y LA LUNA


Una noche el caracol alzó la mirada al cielo y vio una luz. Con sus antenas bien atentas no tardó en comprender que se trataba de un rostro. Y le pareció el más hermoso de todos los que había visto, el más coqueto, el más sensual. Ese rostro era redondo y grande. Y parecía sonreírle y hacerle un guiño, como invitándole a jugar o bailar: era la luna.






El caracol sonrió y movió sus antenas de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. También en círculos. Encogió y expandió su cuerpo una y otra vez. Así jugó y bailó hasta altas horas de la noche. La luna, con una sonrisa divina, brillaba más y más al ver jugar y bailar al caracol. Y, como un globo, subía y subía en el cielo para mostrarse mejor.




Pero las nubes la vieron y también vieron al caracol y sintieron celos de su felicidad y miedo de que logre enamorar a la luna, la más bella. Y dispusieron sus ejércitos para secuestrarla. Armadas de bruma hasta los dientes, las nubes ocultaron a la luna y se la llevaron lejos del enamorado, por un camino que él no logró ver. Desesperado, fue a su casa y tomo lo más indispensable para vivir, lo puso sobre sus espaldas y se echó andar por tierras desconocidas, buscando a su a amada.



Desde entonces, el caracol no tiene casa en ningún lugar. Viaja de ciudad en ciudad con su casa siempre sobre sus espaldas. Pero viaja a la deriva. Cualquier punto es su horizonte. No sabe el camino que han tomado las nubes para llevarse a la luna, la más bella. Si alguien de usted la ha visto pasar y encuentra también al caracol, cuéntele hacia el camino que ha tomado la luna.





1 comentario:

roxHada dijo...

Aquella tarde contemple los ojos enamorados del caracol. El quedo deslumbrado con la luna. Cierto es que ha decidido ir tras ese amor, esa aparicion en lo alto del cielo que justo aquel día coincidio con su presencia. Caracol no se por dónde se fue la luna. Te dije que demasiada evidencia enfureceria a las nubes, pero fiel a tu estilo, solo moviste tus antenas y dibujaste una sonrisa. Que la luna, tu Luna, sea el horizonte.